El Paseo Pelouse Racine en el Parque Roosevelt fue premiado por la Sociedad de Arquitectos del Uruguay
15 de Diciembre, 2021

En el Concurso de Obra Realizada 2021 desarrollado por la Sociedad de Arquitectos del Uruguay (SAU), se distinguió a tres obras de Canelones, entre ellas, al Paseo Pelouse Racine, que obtuvo el primer premio en la categoría Intervención en el Espacio Público, Proyectos Urbanos y Proyectos de Paisaje.
El Paseo Pelouse Racine se encuentra dentro del Parque Roosevelt, en la fracción ubicada entre Av. De las Américas, Racine y Av. De la Playa. Fue inaugurado en 2019 con el objetivo de generar un espacio funcional para el ocio y la actividad recreativa, en contacto con la naturaleza. Las obras fueron cofinanciadas por el Gobierno de Canelones y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto de la República (OPP), con apoyo y financiamiento parcial del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La SAU destacó en su sitio web que el Concurso de Obra Realizada tiene el propósito de lograr una amplia participación que contemple diversas locaciones en el país para lograr una mayor equidad territorial. En la edición 2021 hubo un récord de postulaciones, ya que se postularon 133 obras de todo el país y se consideraron las realizadas entre 2014 y 2020.
Cómo surgió el Paseo Pelouse Racine
Daniella Urrutia y Constance Zurmendi son las arquitectas responsables del proyecto y ganadoras del premio de la SAU. Urrutia explicó que el Paseo Pelouse Racine se enmarca dentro de un proyecto general ya diseñado para el Parque Roosevelt, elaborado con anterioridad. “Es interesante cómo surge. Es una idea de la propia intendencia de ponerlo en relevancia, porque en realidad este espacio era una calle de atravesamiento básicamente de servicios, que de alguna manera vinculaba dos avenidas importantísimas, como Av. De las Américas y el camino Carrasco”, sostuvo, y agregó que anteriormente era “un lugar inhóspito para el paseo porque fragmentaba un parque que debía estar unificado y ser sólo uno”.
La finalidad del proyecto fue crear un espacio de convivencia, de socialización y recreación que dejara atrás la zona como paso vehicular. Por esta razón, la especialista puntualizó que se comenzó a trabajar en reconocer las condiciones previas del parque, que “tiene condiciones ambientales impecables. Además, es un parque mayoritariamente de eucaliptus, con una gran homogeneidad, y la idea no era generar una nueva intervención que modificara y fuera la estrella, sino que fuera una pieza que se incorporara a las lógicas del parque”.
A partir de las condiciones del parque, se trabajó en “atender una diversidad de usos”, que les permitiera a los visitantes “poder estar sentado, acostado, jugando, en movimiento” y se consideró a diferentes grupos etarios. Se crearon juegos para la primera y segunda infancia (sector de chanchitos y toboganes), así como para la adolescencia (plataformas para tránsito de bicicletas, skate y juegos de pelota). “Estos micropaisajes que fuimos reconociendo y que de esta manera incorporamos, no con los elementos más típicos, sino con esta suerte de piezas que de alguna manera equipan y permiten que el parque sea habitado y apropiado”, aseveró.
Por su parte, la arquitecta Zurmendi manifestó que participar de este proyecto fue “una enorme oportunidad”, debido a que les interesaba mucho trabajar a nivel del espacio público. Declaró que “el parque tiene una carga en el imaginario colectivo importante”, por lo que “lo primero que hicimos fue tratar de interpretar este pedacito fino y largo, imaginar cuáles eran los caminos que estaban marcados en el piso, los que fueron dando señales, tratar de trabajar con la misma topografía, con las dunas de arena donde están los sube y baja, replicar estas superficies para que puedan ser a la vez accesibles y disfrutables”.
Uso y apropiación del espacio
Urrutia destacó que los diferentes usos que se hacen del Paseo Pelouse Racine, ya sea a través de eventos, ferias o actividades culturales, de manera frecuente han superado las expectativas que tenían. “Es muy fácil reconocer que el parque tiene una gran austeridad, es una pieza bastante monocroma, austera, sencilla, simple; creo que el gran enriquecimiento que tiene son las personas que le dan vida, los banderines que aparecen y desaparecen, los globos, las telas”, apuntó.
En este sentido, Zurmendi consideró que en el espacio público “todos somos dueños y a la vez no somos dueños, es anónimo, no sabemos lo que cada uno viene a hacer, hay tantos verbos para el espacio público que trabajar en ello con ese grado de incógnita es una enorme oportunidad”. A su vez, expresó que tradicionalmente los arquitectos trabajan con demandas específicas de los clientes pero en este caso no se podía saber con exactitud cuántos usos o destinos posibles iban a tener las intervenciones proyectadas.
Relevancia del premio de la SAU
Para Urrutia el primer premio que obtuvieron como equipo fue que “este espacio no quedó vacante y la gente se lo apropió”, y además resaltó que “fue una gratificación enorme que la academia y la sociedad de arquitectos elijan el proyecto para mencionar una acción en el espacio público”, lo que consideran que es una “legitimación desde los pares”. “Cuando se premia la obra se premia no solamente la materialización, en relación a un proyecto, que es una expectativa de algo, sino cómo resulta esa obra, no sólo materialmente, sino en la recepción que tiene desde el usuario, entonces entendemos que todo eso está evaluado”, aseguró.
Asimismo, Zurmendi dijo que concluir una obra es un “lindo sacrificio” por el largo proceso que conlleva. “Hay un proceso anterior de mucho pensamiento, de muchos ensayos, de muchas preguntas y respuestas, que se va presentando en etapas” y llegar al proceso de obra e instalarla “en un lugar que es tan grande, tan largo, tan poco controlado, terminarla, verla ahora con las flores, con los niños jugando, con algún grafiti, es una enorme satisfacción”, indicó, y añadió que es muy gratificante que haya sido distinguida con este premio porque “siempre reconforta y te dan ganas de seguir terminando, mejorando, adecuando... La obra tiene vida, entonces no es que queda congelada, esto es un empujón para seguir trabajando”.