Andrés Moskovich estuvo restaurando una obra que hizo en 1944 y que está en ciudad de Canelones

Uno de los alumnos de Torres García, Andrés Moskovich estuvo restaurando una de sus obras más importantes, que hoy está en la Sala Lumière de la ciudad de Canelones. Se trata de una pintura constructivista original de la Escuela del Sur de Torres García que el artista plástico Andrés Moskovich realizó en el año 1944 cuando tenía19 años, siendo discípulo de Joaquín Torres García.
Moskovich se formó en la escuela constructivista “Escuela del Sur” junto a un grupo de jóvenes que tenían interés por aprender sobre los principios del constructivismo. Para el artista este mural es una de sus obras más importantes ya que fue una de las pinturas elegidas por Torres García para exponer en el Centro Hospitalario Saint Bois, actualmente el Hospital de Ojos. En diálogo con el Intendente de Canelones Dr. Marcos Carámbula el artista contó acerca de los comentarios que recibía de parte de los internados del hospital, que con gran alegría comenzaron a ver el color y las figuras geométricas en paredes que por entonces eran totalmente blancas, comentó Moskovich. Este cuadro representa la alegría de aquellos enfermos que con los colores primarios recuperaban la esperanza, motivo por el cual es la pintura más importante de su trayectoria como artista plástico.
Recordando las palabras de su maestro Joaquín Torres García, en diálogo con Carámbula, hizo referencia al concepto de la técnica constructivista, sus experiencias y vivencias con el “maestro”, así se refiere a quien le enseño todo sobre el arte constructivista.
En el Hall de la Sala Lumière el artista de 89 años, nos brindó una clase magistral sobre el constructivismo y sus vivencias a lo largo de su vida que nos dejó maravillados, no sólo por su exquisito nivel intelectual, sino por su sensibilidad, propia de los artistas plásticos como Moskovics, que en sus murales firma como Moskovich, la cual se mantiene original en este caso, recalcó el artista.
Dialogando, también nos habló acerca de los principios del constructivismo, contando que Torres García les enseñaba que el constructivismo se crea con la medida de oro, o sea la medida de la naturaleza, con el compás áureo, el compás de oro, y les decía; “vamos a hacer creaciones enfrentando la naturaleza con su medida estética, la naturaleza consume vida estética”, y así apareció mi mural. Se había humedecido todo, se había cuarteado, se había estropeado y ahora lo reciclamos y es totalmente histórico que un pintor setenta años después de hacer un trabajo lo recicle él mismo”.
Mural elegido por Torres García...
En una conversación muy interesante desde el punto de vista de la historia de vida personal, y que a su vez involucraba grandes referentes como Torres García, entre otras personalidades importantes de la historia artística, intelectual y política del Uruguay, recordó cuando en 1943 se formó el taller; “habíamos empezado a trabajar con estos colores puros que están a mi espalda y el maestro cada vez que cumplía años, de regalo nos pedía que le hiciéramos una exposición de los trabajos que hacíamos con él. Recuerdo que en el año 43 en la Sala Fabini del Ateneo de Montevideo de la Plaza Libertad inauguramos la exposición, allí aparece el Dr. Pablo Pourriel, Director del Pabellón Martineré del Saint Bois que en aquel momento le propuso pintar murales para los enfermos de tuberculosis ya que estos le ayudarían a curarse, “que distintos sería si ustedes me hicieran algunos murales con estos colores, cuando se levanten los enfermos el color los haría sonreír, el color los haría despertar”, recordando así textuales palabras de Pourriel. Así surgieron los 34 murales por parte de los alumnos de Torres García que se colocaron en el Pabellón Martineré, y agregó “una de las cosas que más me emociona es que este mural fue elegido por el maestro para exponerlo en el Pabellón. Después que terminamos los murales, no me voy a olvidar nunca de la bibliotecaria del pabellón que tenía 20 años y estaba enferma y un día me dice; “no sé si es psicológico pero desde están los murales me siento mejor” , ese comentario me hizo mucho bien porque vi que a aparte de desarrollar el arte que aprendí con el maestro, estábamos haciéndole bien a una cantidad de gente que estaba enferma”. De esta manera una veintena de alumnos fuimos los elegidos para exponer nuestros murales, junto a otros siete de Torres García, completando 34 murales ubicados en el comedor y las salas del hospital”.
“ El Transporte”, así se llama el mural de Moskovich
La inauguración se hizo en el 1945, donde Torres García dio las explicaciones técnicas y el sentido humanitario que tenían los murales en aquel lugar. “En aquel momento conté la historia de la gestación del mural, que se llama “ El Transporte” donde en forma abstracta y geométrica se insinúa un barco, una máquina de ferrocarril. Lo que allí percibimos es producto de un paseo por la rambla portuaria, el puerto y por una estación de ferrocarril, imágenes que después ordené con el “compás áureo”, que es nuestra fe, y usé los colores primarios. Así nació este cuadro, que desde el principio fue un paseo muy querido, y el final es un final muy emotivo. Hacía años que no veía este cuadro y después de una exhaustiva búsqueda, lo encontramos en Antel, en la Sala Lumiére. Cuando lo vi por primera vez me causó impresión porque estaba descolorido, deteriorado; ahora es al revés; lo miro y es algo divino, está restaurado, con los colores del constructivismo. Esta es una de las conquistas más lindas de mi carrera como artista, esto es un concierto y aquello era monocorde. Las cosas hay que restaurarlas para mostrarla a los que vienen”, culminó diciendo.
Andrés Moskovich vivió gran parte de su vida en Las Piedras donde trabajó en la Casa de la Cultura y donde expuso sus pinturas, además trabajó en el liceo y la escuela de Artes de dicha localidad junto a reconocidas personalidades.

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